Nadie me dijo
que habría tantas puertas
pasillos y escaleras
por donde perderse
Que una tras otra
las sombras jugarían desnudas
sobre el suelo
robándome los ojos
tantas veces
Nadie me dijo
cuánta sed y hambre encontraría
cuántas lágrimas
sedas y desvanes
podrían cobijarme
con el arrullo suave de los besos
y las risas enlazados
No me contaron nunca
hasta mil
ni yo conté a nadie
la inacabable serie
de sus números
Sólo supe
de sueños que no eran míos
balcones vacíos
islas sin orillas
que recorrí sin miedo
buscándome
atenta al sonido de la noche
la piel y la fatiga
del corazón que ama
Pero el contacto tibio lo ocultaba todo
Y supe, en fin
que las sábanas se alzan
hasta las nubes
para avisarnos de otras batallas
Que no hay marea que no traiga
estrellas peces y tortugas
hasta mi arena
Y que existe un lugar
sin nombre
ni dueño
al alcance de los dedos
Entonces
las voces silenciosas
me dijeron
les dije
que no habría ya palabras
donde ocultarnos
En solo un parpadeo
conté mi secreto
Un sonido
Un soplo
Y
no dijimos
nada más
a nadie
Porque nadie
éramos todos
Y decir algo
ya no tenía sentido.
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