En esa mañana,
fui agua entre tus dedos.
Agua que se resbalaba,
sin que me detuvieras.
En esa mañana,
no dejé lugar sin recorrer,
fuente de transparencia y locura,
donde el amor se confundía con la noche,
como si el cielo se oscureciera para nosotros.
En esa mañana,
tus espinas dejaron de pincharme,
no encontraron carne donde clavarse.
Reconocí el sabor de la sal en mis labios
y supe que el agua que yo era,
te había alcanzado.
Precioso.
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Muchas gracias Javier!💫💫
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Agua que se resbalaba: bello hallazgo poético.
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Muchas gracias Joaquín. Un abrazo
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Magnifico poema. Y un muy buen final…
Saluditos. 😉
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Muchas gracias, me alegra que te haya gustado! Un saludo!😋
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